No existe el Arte; existen los Artistas.
Frase que, si la pronunciara yo, provocaría más de una exclamación del tipo de ¡qué tontería!, pero como lo dijo Gombrich, dio la vuelta al mundo y continúa siendo motivo de miles de análisis.
Desde el punto de vista de Gombrich y a la luz de sus argumentos, realmente no constituye ninguna tontería. Y el mismo hecho que acabo de describir abona lo cierto de la afirmación: tampoco existen verdades; existen portadores de verdades. Los profesionales de la comunicación humana saben desde hace mucho tiempo que las discusiones no las gana quien tiene razón, sino quien detente una posición de mayor poder entre los interlocutores (si usted sostiene un argumento que es real, pero un premio nobel lo contradice, aunque éste esté equivocado, todos le creerán a él). Pero esto es harina de otro costal, vuelvo al tema original.
Aceptado que no hay arte sino artistas, que no hay opinión sino opinantes, y así sucesivamente, me he llegado a preguntar: ¿y si tampoco hay Estado, sino Estadistas?
La simple posibilidad me produjo cierto desasosiego, porque por aquí hace medio siglo que no aparece un Estadista. ¿Habremos en ese ínterin también desaparecido como estado? ¿Puede ello ser así, y que no nos hayamos dado cuenta?
¡Dios no quiera!
Frase que, si la pronunciara yo, provocaría más de una exclamación del tipo de ¡qué tontería!, pero como lo dijo Gombrich, dio la vuelta al mundo y continúa siendo motivo de miles de análisis.
Desde el punto de vista de Gombrich y a la luz de sus argumentos, realmente no constituye ninguna tontería. Y el mismo hecho que acabo de describir abona lo cierto de la afirmación: tampoco existen verdades; existen portadores de verdades. Los profesionales de la comunicación humana saben desde hace mucho tiempo que las discusiones no las gana quien tiene razón, sino quien detente una posición de mayor poder entre los interlocutores (si usted sostiene un argumento que es real, pero un premio nobel lo contradice, aunque éste esté equivocado, todos le creerán a él). Pero esto es harina de otro costal, vuelvo al tema original.
Aceptado que no hay arte sino artistas, que no hay opinión sino opinantes, y así sucesivamente, me he llegado a preguntar: ¿y si tampoco hay Estado, sino Estadistas?
La simple posibilidad me produjo cierto desasosiego, porque por aquí hace medio siglo que no aparece un Estadista. ¿Habremos en ese ínterin también desaparecido como estado? ¿Puede ello ser así, y que no nos hayamos dado cuenta?
¡Dios no quiera!