domingo, 16 de agosto de 2009

¿Agonal o arquitectural?


Sólo un comentario final sobre la última campaña.
Desde la antigüedad griega, en la cuna de la democracia, Aristóteles planteaba que la política necesitaba apoyarse en dos pilares: la política agonal, la de la lucha, que es la que permite llegar la poder; y la arquitectural, que es la que se ocupa de cómo se construirá la acción política para administrar de la mejor manera la cosa pública, elevando los niveles de riqueza, cultura y mejor convivencia.
Tomás de Aquino y sus discípulos acuñaron más tarde el concepto de "bien común", cargándolo de un contenido que va mucho más allá del de bienestar general.
Pues bien, nuestra campaña no fue más que una prueba cabal y una demostración de por qué no avanzamos como país: el 99% de nuestros políticos sólo comprenden y se ocupan del aspecto agonal de la política: cómo llegar al poder, pero poco o nada saben sobre qué hacer con él una vez que lo han conseguido.
Por eso es que no hubo discusiones sobre políticas de fondo... porque nadie se ocupó de elaborarlas.
En nuestro país ya hace mucho tiempo que se gobierna en base a voluntarismo: los que luchan por el poder no tienen tiempo, o no tienen ganas, o no tienen capacidad -vaya uno a saber- para elaborar planes de gobierno de corto, mediano y largo plazo. Confían en su intuición y se dicen a sí mismos que "algo ya harán", que, llegado el momento, verán qué es lo mejor que se puede hacer.
Pero, lamentablemente, eso sólo lo logra un genio: tener éxito sin haber planificado; y los genios es más que evidente que no abundan por nuestros lares.
Triste destino nos aguarda si esto no se revierte.

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